domingo, 23 de junio de 2019

”Una Madre recurrente***

“Una Madre recurrente”
Salí de casa, con una herida que necesitaba sanar, me dispuse a caminar, con fe y salí al encuentro de esos lugares de esos momentos, que evocan una ausencia que duele.

Llegue a mi tierra, allí donde duermen el sueño eterno seres que amo y extraño, llegue con la esperanza de reencontrarme con aquel niño, con aquel muchacho con el que tantas veces he tenido ganas de salir a caminar y conversar, porque en él encuentro la honestidad de la inocencia y la sencillez de su calidez.

Al amanecer, una de las primeras cosas fue ir a ver a la Virgen de mi niñez, en aquella que fue por muchos años mi parroquia, la casa del encuentro con el Padre Eterno, con el hijo amado y la Madre de rostro inmaculado.

Y desde ese día, la Madre me fue recurrente, la encontré a donde quiera que iba y no era solo el encontrarme, con una imagen que la evoca y provoca una caricia en el alma, era una presencia que se siente sin mirarla, era un sentirse acompañado aunque nadie caminara a mi lado.

Sería quizás, la respuesta de aquel clamor de aquella mañana de Domingo, cuando le pedí  y le dije al Señor: Señor ten piedad de mi, me siento como un niño perdido, préstame a tu Madre, porque la mía se ha ido...

Desde siempre, a pesar de mi, muy a pesar de mi, siempre la he sentido cerca de mi, pese a no ser un buen hijo, pero el amor del Padre es fiel y el siempre pone a nuestro alcance lo que más necesitamos.

Y en este viaje, sin importar a donde fuera, Ella me salía al encuentro, en cualquier situación, en cualquier momento y me mostraba y me demostraba que estaba junto a mí, no por mis virtudes, no por mi santidad, sino porque ella es una Madre de verdad.

Por eso acudo a Ella, en mis momentos de angustia o felicidad, en mis aciertos y desaciertos, en mis alegrías o tristezas, porque tengo la convicción en mi mente y mi corazón, que Ella caminará conmigo más allá de mi último suspiró.
Oxwell L’bu“

No hay comentarios:

Publicar un comentario