Con su mira puesta en America

Con su mirada puesta en América, el continente de la esperanza, sus ojos son dos luceros que iluminan el anochecer de quién clama al cielo por ese consuelo, del que precisa el alma.

Ella que nos invita a orar junto a ella y a alabar al padre, quien inclina su oído hacía el que pide con un corazón contrito que ama y espera con una fe, que no desespera.

Ella cuya presencia es precedida por el aroma de las rosas del paraíso y por el ángel de la paz, porque sólo quien tiene paz, aún en medió de la tribulación pide lo que realmente, le es preciso al corazón.

Ella la paloma mensajera del Redentor, nos trae su mensaje de amor.
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