***Nuestra Señora del Perpetuo Socorro***
Cuando era niño,
Jesús buscaba de su Madre
protección y cariño;
había vivido esa simbiosis divina,
cuando orbitaba, en su vientre
virginal.
Un día dos Ángeles
le revelaron al Niño,
los instrumentos que
serían usados en su pasión,
se estremeció su corazón.
El Niño, humano al fin,
asustado salió corriendo
y en su prisa una sandalia
perdió...
Pero los brazos de la Madre
encontró.
Acurrucado en sus brazos
se aferró a su mano,
junto a ella protegido se sintió,
el amor de su Madre como
siempre experimento.
Estando en la cruz, el amor
de la Madre evocó,
por eso al discípulo amado,
a ella lo encomendó,
porque ella es perpetuo socorro
y eterno amor.
Oxwell L’bu copyrights 2019
Cuando era niño,
Jesús buscaba de su Madre
protección y cariño;
había vivido esa simbiosis divina,
cuando orbitaba, en su vientre
virginal.
Un día dos Ángeles
le revelaron al Niño,
los instrumentos que
serían usados en su pasión,
se estremeció su corazón.
El Niño, humano al fin,
asustado salió corriendo
y en su prisa una sandalia
perdió...
Pero los brazos de la Madre
encontró.
Acurrucado en sus brazos
se aferró a su mano,
junto a ella protegido se sintió,
el amor de su Madre como
siempre experimento.
Estando en la cruz, el amor
de la Madre evocó,
por eso al discípulo amado,
a ella lo encomendó,
porque ella es perpetuo socorro
y eterno amor.
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