***La Madre del reo***
Desde su entrada triunfal
a Jerusalén,
ella lo seguía a distancia,
más no por cobardía;
pues su corazón intuía
una traición.
Recordó cuantas veces
en su pueblo,
con afán de ofenderla,
la gente llamaba a Jesús
“el hijo de María”.
Y ahora Jesús había
sido aprendido,
abandonado por sus amigos,
negado por su hombre de confianza
y traicionado por uno de sus íntimos.
Y cuando ella quiso indagar
y a las autoridades preguntar,
hostiles la alejaban y la maltrataban,
ella no dejaba de orar.
Vio cómo el mismo pueblo
al que el beneficio,
con sus gritos lo condenó
y sobre el cargaron la cruz.
Cuando ella se quería acercar,
para que no la fueran a lastimar,
decían: ella es la madre,
la madre del reo.
El reo de muerte
a quien muchos consideran,
merecedor de oprobios y desprecios
y cuando la miraban siguiéndolo
al calvario, se callaban y luego
murmuraban: allí va la madre del reo.
Tanto Jesús como tú perdieron
hasta el nombre,
porque la gente prefiere,
los adjetivos calificativos,
que despersonalizan y ofenden.
La Madre del reo,
del condenado, del crucificado
y de aquel que aún clavado,
nunca dejó de amar
y de mirar a la madre del reo.
Oxwell L’bu copyrights 2019
Desde su entrada triunfal
a Jerusalén,
ella lo seguía a distancia,
más no por cobardía;
pues su corazón intuía
una traición.
Recordó cuantas veces
en su pueblo,
con afán de ofenderla,
la gente llamaba a Jesús
“el hijo de María”.
Y ahora Jesús había
sido aprendido,
abandonado por sus amigos,
negado por su hombre de confianza
y traicionado por uno de sus íntimos.
Y cuando ella quiso indagar
y a las autoridades preguntar,
hostiles la alejaban y la maltrataban,
ella no dejaba de orar.
Vio cómo el mismo pueblo
al que el beneficio,
con sus gritos lo condenó
y sobre el cargaron la cruz.
Cuando ella se quería acercar,
para que no la fueran a lastimar,
decían: ella es la madre,
la madre del reo.
El reo de muerte
a quien muchos consideran,
merecedor de oprobios y desprecios
y cuando la miraban siguiéndolo
al calvario, se callaban y luego
murmuraban: allí va la madre del reo.
Tanto Jesús como tú perdieron
hasta el nombre,
porque la gente prefiere,
los adjetivos calificativos,
que despersonalizan y ofenden.
La Madre del reo,
del condenado, del crucificado
y de aquel que aún clavado,
nunca dejó de amar
y de mirar a la madre del reo.
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