Como una rosa que florece
en el desierto en medio
de un vendaval…
En tu dolor te clausuraron
todas las salidas posibles
y la única que encuentras
es una ventana de fe…
Tu diste al mundo un bebe
hermoso y angelical
y recibiste de nosotros un
cuerpo sin vida y desfigurado.
Te dijeron será el rey de reyes
mas hoy solo vez en tu mesa
otro lugar vacio…
¿Quién podrá mitigar tu dolor
y tu pena? ¿Quién podrá llevar
a tu corazón consuelo?
¡Oh María de la Soledad!
Hoy que los tres cordeles
tiran de tu anda…
La tristeza, el silencio
y la soledad.
Por las calles tu paso
es lento y cadencioso
como quien no quiere
llegar a casa…
Porque sabe que nadie
le espera…
Porque sabe que habrá
un lugar vacio que nadie
podrá llenar.
¡Oh Madre de la soledad!
Habrá quien comparta,
esa realidad…
la de verse sola justo
cuando se precisa
la compañía.
Tu madre de la soledad,
eres la rosa que sigue
floreciendo aun en medio
del desierto de la incomprensión.
Y aun que hoy llevas clavado
una daga en el corazón,
mañana será un testimonio
de confianza y amor…
Y la confirmación de la que dijo:
¡He aquí la esclava del Señor ¡
Oxwell L’bu Copyright ©2010
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