Hay un ser a quien
el Creador revistió,
con virtudes de mujer;
porque ese ser,
seria el cofre donde se posaria,
la perla más anhelada.
Hay un ser que fue consagrada,
aún desde antes de nacer,
para ser la bienaventurada,
la virgen inmaculada,
la llena de gracia.
Ese ser es la Inmaculada,
la que es por generaciones,
amada y venerada,
porque es ¡Dichosa!
por haber creído.
Haber creído contra
todas las apuestas...
Haber creído aún
sin contar con evidencias,
con una fe inquebrantable
y comparable a la de Abraham.
Ella es la Inmaculada,
la estrella dorada,
el ceno donde se conjuga
el Verbo y por eso ella
es claro reflejo,
de Cristo Jesús.
Oxwell L’bu Copyright © 2016
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