En tus ojos de lucero,
se quedó deleitada mi alma,
como en un mar en calma,
donde mi cuerpo cual barca,
navegó en medio de la gracia.
Porque tú mirada esta bañada,
de paz y esperanza,
es como el roció del amanecer
y una brisa suave al atardecer,
la cual refresca la faena
y renueva la fe.
En los ojos de María,
náufraga la apatía,
y cual suave melodía,
surge un nuevo canto,
un canto de alabanza,
que llena de gozó el alma.
Es que en los ojos de María,
esta tatuada la imagen del Redentor,
y en sus ojos se le puede ver,
en el pesebre al momento de nacer,
en la pasión de la cruz...
Y ese brillo en sus ojos es un reflejo
de la gloria de su Resurrección.
Oxwell L'Bu copyright 2015
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