“Y camino solo en las sandalias del pescador”
Lo vieron caminar solo, en la plaza de San Pedro, bajo una lluvia copiosa, pero no iba sólo, junto a el caminaba la fe de los Santos, la esperanza de los que han creído y creen.
Caminaba solo, pero acompañado por todos los que le contemplaban con el corazón dispuesto, de escuchar a quien, le da continuidad a la cátedra de Pedro; en cualquier rincón del mundo, donde el amor de Dios se hace presente.
Caminaba solo, en las sandalias del pescador, para ofrecer ese ofrenda de amor, en nombre de una humanidad que espera, ver la mano de Dios.
Caminaba solo, No, con el iba la Madre del crucificado, aquel que hasta la última gota de su sangre ha dado, porque donde está el hijo, está su madre.
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Lo vieron caminar solo, en la plaza de San Pedro, bajo una lluvia copiosa, pero no iba sólo, junto a el caminaba la fe de los Santos, la esperanza de los que han creído y creen.
Caminaba solo, pero acompañado por todos los que le contemplaban con el corazón dispuesto, de escuchar a quien, le da continuidad a la cátedra de Pedro; en cualquier rincón del mundo, donde el amor de Dios se hace presente.
Caminaba solo, en las sandalias del pescador, para ofrecer ese ofrenda de amor, en nombre de una humanidad que espera, ver la mano de Dios.
Caminaba solo, No, con el iba la Madre del crucificado, aquel que hasta la última gota de su sangre ha dado, porque donde está el hijo, está su madre.
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