***Entre tantas advocaciones***
Entre tantas advocaciones,
se mueven los corazones;
no se cuál sea la advocacion
de tu predilección,
pero ten presente en tu corazón,
que ante todo ella es Madre.
Ella es la Madre de Jesús
y Madre nuestra,
no una madre por titulo nominal;
sino una Madre con ese instinto
y ternura maternal.
Ella es Maria, La Inmaculada
que ha Jesús desde antes
de nacer fue consagrada;
Ella es nuestra Señora del
Monte Carmelo, la flor
más excelsa y bella del jardín.
Ella es nuestra Señora del Rosario,
la que reza junto a nosotros a diario;
la que no lleva cuentas de nuestras faltas
y olvidos, sino la que atesora y se goza
cuando acudimos a ella.
Ella es quien se apareció en Lourdes
y nos trajo una fuente de salud,
la misma que en Fátima se manifestó
y su amor derramó, la misma que en
Medjugorje nos llama a ser instrumentos
de la Paz y el perdón.
Ella es Maria, la Madre de la Divina
Providencia, la que escucha con paciencia,
en Guadalupe las plegarias de su gente...
La del Perpetuo Socorro, la que siempre
está dispuesta a ser nuestra Auxiliadora.
Si, ella es esa extraordinaria mujer,
la bendita entre todas las mujeres,
la llena de gracias, la que Desata
esos Nudos de confusión.
Oh Virgen, la Rosa Mística,
el verso más sublime de Dios...
Tú, la Virgen de la Asunción,
la que abre su Sagrado Corazón,
para dejar verter su amor.
Tú, María guevi·ráh, la Reina
de la iglesias, la Reina del cielo;
la que al verla despierte ese anhelo,
en el alma por querer estar cerca de Dios.
Ella no se pierde entre todas esas advocaciones,
porque cada advocacion, es una sublime expresión
del Amor de la Imma.
Oxwell L’bu copyrights 2020
Entre tantas advocaciones,
se mueven los corazones;
no se cuál sea la advocacion
de tu predilección,
pero ten presente en tu corazón,
que ante todo ella es Madre.
Ella es la Madre de Jesús
y Madre nuestra,
no una madre por titulo nominal;
sino una Madre con ese instinto
y ternura maternal.
Ella es Maria, La Inmaculada
que ha Jesús desde antes
de nacer fue consagrada;
Ella es nuestra Señora del
Monte Carmelo, la flor
más excelsa y bella del jardín.
Ella es nuestra Señora del Rosario,
la que reza junto a nosotros a diario;
la que no lleva cuentas de nuestras faltas
y olvidos, sino la que atesora y se goza
cuando acudimos a ella.
Ella es quien se apareció en Lourdes
y nos trajo una fuente de salud,
la misma que en Fátima se manifestó
y su amor derramó, la misma que en
Medjugorje nos llama a ser instrumentos
de la Paz y el perdón.
Ella es Maria, la Madre de la Divina
Providencia, la que escucha con paciencia,
en Guadalupe las plegarias de su gente...
La del Perpetuo Socorro, la que siempre
está dispuesta a ser nuestra Auxiliadora.
Si, ella es esa extraordinaria mujer,
la bendita entre todas las mujeres,
la llena de gracias, la que Desata
esos Nudos de confusión.
Oh Virgen, la Rosa Mística,
el verso más sublime de Dios...
Tú, la Virgen de la Asunción,
la que abre su Sagrado Corazón,
para dejar verter su amor.
Tú, María guevi·ráh, la Reina
de la iglesias, la Reina del cielo;
la que al verla despierte ese anhelo,
en el alma por querer estar cerca de Dios.
Ella no se pierde entre todas esas advocaciones,
porque cada advocacion, es una sublime expresión
del Amor de la Imma.
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