Me siento desarmado,
con el corazón destrozado,
con el pecho desecho,
de verte Madre llorar.
No llores María,
que ya bastante has llorado,
cuando lo han ignorado y despreciando,
y ahora al verlo crucificado,
tú corazón no pudo más
y se ha desbordado.
No llores María,
mira que hoy las verdaderas
intenciones de los corazones,
han quedado al descubierto
y la esperanza no ha muerto.
No llores María,
mira que el sol siempre
sale después de la tormenta
y es tu dolor una ofrenda,
de amor frente a la cruz.
No llores María
y si has de llorar,
hasme junto a ti un lugar,
porque las penas compartidas,
suelen a las heridas,
pronto sanar.
No llores María,
mi dulce María, Madre mía,
apóyate en mi hombro,
ven a mi casa, que el sol
de tus ojos volverá a brillar,
cuando Él, resucitado,
se vuelva a manifestar,
no llores María.
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