***Volver a ser niño***
Viví una niñez normal, normalmente feliz,
llena de detalles sencillos, pero inolvidables;
fui como ese polluelo, queriendo emprender
el vuelo, el cual siempre alentaste vos.
Y que gran bendición la mía, porque si tener
una madre como vos es una dicha inmerecida,
cuanto más fue tener a tres mujeres,
que velaron por mi...
Pero las dichas, no son eternas dicen
y así me toco ver partir a la primera,
cuyos consejos imperecederos,
han sido en mi vida tesoros verdaderos;
y me quede llorando la ausencia
de una abuelita que fue como mi madre.
Y ya vez la vida es así, llego el día en que
caminé por la calles de Antigua, una Antigua sin ti;
hoy que mi vida se ha poblado de ausencias
que duelen, de ausencias que desgarran la alegría,
me acompaña la Madre, esa frente a la que me
enseñaron a rezar.
Si y cómo no volver a querer ser niño
y sentir todo ese cariño...
Como no querer volver a la infancia
si allí están las cosas más bellas
de mi vida, porque allí estabas vos.
Hoy vivo con la esperanza, con mis manos
aferradas a un Rosario, el cual llevó conmigo,
como un testigo de la fe que al Padre le profesó,
es por eso que cuando lo rezo, lo hago con fe,
gratitud y amor.
La Imma me acompaña, la Madre de mi Señor de quien procede todo bien y de quién recibí toda esa alegría y bendición; si, hay un dejo de tristeza que no puedo negar, pero también una intensa alegría
pues así es la compañía de María.
Si, quisiera volver a ser un niño
y porque no, después de todo Jesús nos enseño,
que solo los que son como ellos, entrarán
al reino de los cielos.
Oxwell L’bu copyrights 202
Viví una niñez normal, normalmente feliz,
llena de detalles sencillos, pero inolvidables;
fui como ese polluelo, queriendo emprender
el vuelo, el cual siempre alentaste vos.
Y que gran bendición la mía, porque si tener
una madre como vos es una dicha inmerecida,
cuanto más fue tener a tres mujeres,
que velaron por mi...
Pero las dichas, no son eternas dicen
y así me toco ver partir a la primera,
cuyos consejos imperecederos,
han sido en mi vida tesoros verdaderos;
y me quede llorando la ausencia
de una abuelita que fue como mi madre.
Y ya vez la vida es así, llego el día en que
caminé por la calles de Antigua, una Antigua sin ti;
hoy que mi vida se ha poblado de ausencias
que duelen, de ausencias que desgarran la alegría,
me acompaña la Madre, esa frente a la que me
enseñaron a rezar.
Si y cómo no volver a querer ser niño
y sentir todo ese cariño...
Como no querer volver a la infancia
si allí están las cosas más bellas
de mi vida, porque allí estabas vos.
Hoy vivo con la esperanza, con mis manos
aferradas a un Rosario, el cual llevó conmigo,
como un testigo de la fe que al Padre le profesó,
es por eso que cuando lo rezo, lo hago con fe,
gratitud y amor.
La Imma me acompaña, la Madre de mi Señor de quien procede todo bien y de quién recibí toda esa alegría y bendición; si, hay un dejo de tristeza que no puedo negar, pero también una intensa alegría
pues así es la compañía de María.
Si, quisiera volver a ser un niño
y porque no, después de todo Jesús nos enseño,
que solo los que son como ellos, entrarán
al reino de los cielos.
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