Qué hay en tu mirada,
oh bella Inmaculada,
que tienes a mi alma
profundamente enamorada.
Será porque tiene el color
de mi tierra de eternas primaveras,
será que en tus pupilas llevas
tatuada la humanidad de Jesús.
Lo cierto es qué hay en mi
corazón un desconcierto,
pues cuando voy y entró
a tu casa a rezar,
con tu mirada inevitablemente
me suelo encontrar.
Y me preguntó, si me miras a mí
y de ser así, porque me miras así;
será que tanta ternura,
te rebalsa y se derrama, cuál
manantial de amor.
Será porque desde siempre,
me has visto como tu niño
y sabes que mi corazón
precisa de tu ternura,
compresión y cariño.
Lo ciertos es que
contemplando los ojos
de la Inmaculada,
mi alma queda extasiada
y del amor de Dios,
no la puede separar nada.
Imma déjame ver con tus ojos,
para ver con los ojos del amor,
Permíteme ver cómo vez tu,
que miras en cada hombre
el rostro de Jesús.
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#Inmaculada
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