***Maximiliano María Kolbe***
(El caballero de la Inmaculada)
Hoy que en todos los rincones
del mundo, la cruz del sufrimiento
está en lo alto, la mamuska,
está allí de pie, frente a la cruz,
en silencio reverente, pero
nunca indiferente.
Raimundo pudo ser militar,
matemático o físico,
pero la Inmaculada tenía
su alma reservada,
para dar testimonio
del amor.
Maximiliano María Kolbe,
el caballero de la Inmaculada,
el fraile que usando los medios
de comunicación, diseminó ese amor
que recibió siendo niño.
La mamusia ha puesto en sus
manos las dos coronas,
la de la pureza del corazón
para que sea recta la intención
y la del martirio que vive como un lirio
en el valle de la muerte.
Maximiliano el constructor
de la ciudad de la Inmaculada
Niepokalanów, ciudad de los
obreros de la fe, que buscan
construir la civilización del amor.
Maximiliano el reo 16670
que en Auschwitz,
dio ese paso al frente,
para dar testimonio,
que no hay amor más grande,
que el que da la vida,
por su hermano.
Allí va caminando Maximiliano,
sin mirar atrás, sabiendo que
de esa celda no saldrá,
escuchado lo que dice el carcelario:
-En esa celda se pudrirán como
tulipanes y quedarán en el olvido.
La muerte llega lentamente,
acompañada por la sed y el hambre
y si, como tulipanes uno a uno,
cada prisionero se va marchitando,
pero la semilla queda allí
para hacer del dolor algo creador
y fecundo que florece en todo el mundo.
Oxwell L’bu copyrights 2020
(El caballero de la Inmaculada)
Hoy que en todos los rincones
del mundo, la cruz del sufrimiento
está en lo alto, la mamuska,
está allí de pie, frente a la cruz,
en silencio reverente, pero
nunca indiferente.
Raimundo pudo ser militar,
matemático o físico,
pero la Inmaculada tenía
su alma reservada,
para dar testimonio
del amor.
Maximiliano María Kolbe,
el caballero de la Inmaculada,
el fraile que usando los medios
de comunicación, diseminó ese amor
que recibió siendo niño.
La mamusia ha puesto en sus
manos las dos coronas,
la de la pureza del corazón
para que sea recta la intención
y la del martirio que vive como un lirio
en el valle de la muerte.
Maximiliano el constructor
de la ciudad de la Inmaculada
Niepokalanów, ciudad de los
obreros de la fe, que buscan
construir la civilización del amor.
Maximiliano el reo 16670
que en Auschwitz,
dio ese paso al frente,
para dar testimonio,
que no hay amor más grande,
que el que da la vida,
por su hermano.
Allí va caminando Maximiliano,
sin mirar atrás, sabiendo que
de esa celda no saldrá,
escuchado lo que dice el carcelario:
-En esa celda se pudrirán como
tulipanes y quedarán en el olvido.
La muerte llega lentamente,
acompañada por la sed y el hambre
y si, como tulipanes uno a uno,
cada prisionero se va marchitando,
pero la semilla queda allí
para hacer del dolor algo creador
y fecundo que florece en todo el mundo.
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