“Diálogos con la Virgen III”
(Mysterium Fidei)
Cuando ella está y todo lo envuelve con su presencia, el alma siente que todo lo puede, que no hay cosa alguna, que pueda separarla del Amor de Dios...
Y así embriagada y enamorada el alma, se queda gravitando envuelta en el perfume de su delicada presencia. Pero cuando se siente la ausencia, cuando el silencio pesa, uno se aferra a esa vivencia y recuerdo.
Entonces cabe preguntar, cómo hacer más frecuentes, aquellas visitaciones, cuando aquello no depende de los deseos del alma, que se puede hacer.
Entonces su dulce voz, toca al corazón y le dice: Donde esta Jesús, allí estoy. Recorre las calles, mira a los niños, ve con los pobres, pues en las cosas sencillas allí está ... Se genuino y sincero.
Sabes en donde más está El, de una forma prominente y permanente, en la Eucaristía, en cada misa, allí, allí también estoy yo, como fiel discípula, como Madre acompañante.
Y también en el silencio, porque el silencio suele ser revelador, en el silencio se escucha el dulce rumor de su voz...
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