La doncella con sublime amor
espera a su amado,
mientas a un costado,
la contempla José.
Se pregunta: Que sentirá
al saber que el Verbo encarnada,
crece en su vientre...
Que pasará por su corazón y mente.
Ella suspira y en su embeleso lo mira,
José viene de trabajar y ella con la
cena lo espera...
Lo ve con admiración y da gracias
por su vocación.
Pues él ha aceptado ser el guardián
y custodio del Salvador,
es un hombre con una gran nobleza
y corazón.
El, ha aceptado la responsabilidad
sin placer, contrario a lo que buscan
algunos, el placer sin responsabilidad.
Ella, es la doncella más bella,
que haya contemplado la creación,
la que tiene el corazón conforme
a la voluntad del señor.
Y en esa santa espera, Dios bendice
esa unión, no basada en lasos conyugales,
sino en la vocación y entrega de dos almas
que comprenden su misión.
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