“Con lágrimas de gozo y dolor”
El Rosario, es una manantial de luz, que ha nacido, con lágrimas de gozo y dolor... Es una vertiente de amor.
El Rosario es más que diezmas que se repiten, a prisa y sin meditar, eso no es rezar. Rezar es poner el corazón en conjunción con el misterio que se revela, con cada oración, es poner el alma en sintonía con cada uno de esos momentos, que la Madre atesoró en el corazón. Hoy son una revelación, de una vida consagrada al Señor, de un si, sin voltear atrás, de una renuncia plena para recibir la gracia plena.
El Rosario está hecho de lágrimas, lágrimas que se siguen derramando, lágrimas que viene del corazón de cada alma que se acerca al silencio de María, para descubrir cómo deben ser, los que alaban en espíritu y verdad.
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