(La Bella durmiente)
En aquel tiempo Jesús dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque habiendo escondido estas cosas de los sabios e instruidos, se las has revelado a los que son como niños. Mateo 11-25
El viento soplaba, era la madre
quien la llamaba,
mientras ella leña buscaba;
como una bella doncella se presentó,
vestida de blanco, con una cinta
azul, ceñida a la cintura,
en sus pies dos rosas amarillas.
Se presentó como la Inmaculada
Concepcion y le hizo esta declaración:
-No te prometo hacerte feliz en esta
mundo sino en la otro.”
Porque ciertamente solo lo infinito
y eterno, puede satisfacer el corazón
del hombre.
Bernadette solo fue como esa palomita
mensajera, pero como suele suceder,
el agua se enturbió, por la política, los intereses
seculares y quienes buscan construirse
sus propios altares.
La tacharon de loca, de impostora
y alborotadora, pero su fe no claudicó,
la verdad con carácter defendió
y ante las pruebas no se amedrentó.
En ese suelo sagrado, una fuente brotó
quien bebió de ella se curo,
más Bernadette con su aguijón
hasta sus últimos días permaneció.
Fue la misma Virgen que se le apareció,
la que cuando la noche de la fe,
a Bernadette llegó, quien la consoló
y su fe fortaleció.
Es Bernadette ese fruto de humildad,
esa flor de esperanza que florece
en pleno invierno...
Es su vida testimonio de obediencia,
es el fruto de la paciencia.
Hasta que un día, se quedó
dormida y en ella se reveló,
la belleza que emana de un alma
pura...
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