***Un corazón como el tuyo***
Se entrega el hombre con vehemencia
a una empresa y con impaciencia,
espera alcanzar la meta,
pero una vez alcanzada, cambia
de parecer y vuelve a emprender
un nuevo afán...
Y va por la vida insatisfecho,
con esa sensación de vacío,
con sus días sin brillo,
sintiendo que nada tiene sentido
y si fracasa, va culpándose o culpando
a otros, sin comprender que muchas veces
el resultado, no corresponde a los esfuerzos.
Madre tú qué viviste de sobre salto
en sobre salto y que siempre dijiste,
hágase su voluntad y lo que no comprendías
lo guardabas en tu corazón, no para lastimarte,
no para encubar rencores, no para abrigar
resentimientos, sino para alimentar la fe
y el amor.
Quisiera tener un corazón como el tuyo,
un corazón que tiene la confianza de un niño,
que ora con las manos en el arado,
que no deja perder una ocasión,
para elevar una alabanza
y con absoluta confianza,
se pone en las manos del Padre.
Un corazón que siente el latir
y suspirar del Niño Jesús,
porque lo lleva entre los brazos
y cuando lo suelta su pecho queda
impregnado de su aroma y su alma
cobijada a su calor.
Hay tanta falta de amor,
pero aún aquellos que la
ven con antipatía,
no podrán negar que
un corazón como el de María,
trae alegría y la presencia
de Jesús a nuestra vida.
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