Diálogos con la Virgen XII”
(Lo que no se ofrece, perece…)
-Un niño después de un partido, ve al heladero qué pasa y sin dudarlo corre a él, pide un helado, con la seguridad que su padre lo pagará, independiente de su desempeño en el partido, de si anotó o no. Porque confía en la bondad de su padre. Cuanto más, está dispuesto a dar el Padre si confiamos en Él.
Porque, que es un regalo, sino es una dádiva; ya que si se merece es un premio, si se da porque se recibió es un intercambio, si se da esperando es un aliciente, pero no un regalo.
Y el Padre tiene las manos llenas de regalos que quiere dar a sus hijos, pero ellos no se acercan, porque tiene miedo, son indiferentes o se sienten indignos, sin comprender que todo es un regalo.
Hay quienes han recibido regalos, que al darse a los demás se multiplican, otros sin embargo se los guardan para si, sin llegar a comprender que lo que no se ofrece tarde o temprano perece. Otros por el contrario lo ofrecen a cambio de prestigio, de ganar popularidad o reconocimiento sin comprender que lo que se da para lucir termina por morir…
Porque todo es una dádiva del cielo, todo es un regalo inmerecido, todo es gratuidad del Padre y la mejor forma de retribuirles es ser agradecido, por lo recibido.
Oxwell L’bu
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